9 may 2013

FUTSAL URUGUAYO….LOS GORDOS DE LOS VIERNES




Ya en el 2013 el futsal uruguayo se encuentra sumido en una crisis evidente.
Algunos se esfuerzan en minimizar el hecho. Otros argumentan enfatizando en elementos que si bien  tienen incidencia a mi juicio no son los principales responsables de este desmadre.
Es verdad que el costo de los arbitrajes es alto e influye, pero también es cierto que la AUF pone cada año una buena suma de dinero para subsidiar ese rubro.
Con ligereza se habla de que los equipos poderosos se “llevan” a los jugadores nuevos que aparecen con cierta potencialidad, y puede haber en ello algo de verdad, pero no te cuentan la otra mitad de la historia.
¿Cuál es la genealogía de los equipos que juegan nuestro campeonato de primera división (por cierto el único que se juega, muerto ya el torneo de plata.)?
A grandes rasgos podríamos dividirlos en tres grupos; por un lado Peñarol, mas Old Christians y Banco República que aún con sus diferencias y particularidades tienen proyectos más o menos estables y en cierta forma tratan (con mayor o menor capacidad) de desarrollar sus equipos y el futsal todo.
Nacional integraba este bloque pero desde mediados de 2012 optó por abandonar la visión "creadora y formativa" y dedicarse a la tareas de progresión política dentro del deporte.
Un segundo grupo integrado por equipos de alguna colectividad o algún club que funciona en base al esfuerzo individual de un dirigente o incluso un entrenador.
Y el tercer grupo y no menos numeroso integrado por esos que sociológicamente podríamos definir como “los gordos de los viernes”.
Esto no necesariamente hace alusión a una característica física, sino a un modo de sentir y encarar la actividad.
¿Cómo empezó esto?
En algún caso un grupo de ex alumnos de algún colegio con buen poder adquisitivo y un nivel más o menos aceptable en sus incursiones en Torneos universitarios o de fútbol 5.
Claro, no está en sus planes aportarle nada a nadie, no piensan en formativas, no piensan en otra cosa que no sea…jugar a la pelota.
En otros casos,  estos son la mayoría, un rejuntado de jugadores que aman el deporte pero no tienen nivel para practicarlo en serio y luego de deambular en el último lugar del banco de suplentes de algún equipo recalan en el nuevo club “presta nombre”.
Normalmente este Club, nada tiene que ver con la actividad, pero con la máxima de “nosotros nos hacemos cargo de todo” se hace el primer contacto.
Luego terminan con alguna participación lateral, poniendo camisetas de juego o algún pago en la asociación.
Estos conglomerados reunidos atrás de la figura del “alma mater” (puede ser un jugador, un técnico o rara vez un dirigente) funcionan en base a un sistema perverso.
Los juveniles pagan una cuota, para que alguno de los mayores juegue gratis, o en algún caso incluso cobre.
Además de eso los juveniles suelen entrenar en lugares impresentables y en horarios también increíbles, con poca carga horaria y un máximo de dos veces por semana. O lo que es peor, entrenan con los mayores la parte “física” y luego se quedan al costado de la cancha mirando al equipo principal entrenar para después sobre el final de la práctica jugar 10 minutos al fútbol.
Esos cuadros juegan un segundo Torneo entre ellos,  sin aspirar jamás a un título, pero teorizan como si fueran los poseedores de la piedra filosofal del futsal.
Estos mismos equipos por su naturaleza sui generis han en algún caso incursionado en la contratación de figuras pagas para buscar una mejor campaña, pero a estos paracaidistas siempre les tocó compartir equipo con “los gordos de los viernes” y por ende el resultado nunca fue muy diferente del que hubieran tenido sin refuerzos.
Normalmente estas experiencias terminan en lo mismo: la figura no cobra pero sigue jugando hasta fin de año “para no quedar parado” y mientras tanto los juveniles siguen pagando cuota y vendiendo rifas para no entrenar y comerse una bolsa de goles cada sábado.
También les venden la ropa, les cobran los viajes al interior, en algún caso el alquiler de la cancha, y ahora lo mejor: si alguno de esos pibes es llamado por un equipo mejor organizado o por su propia cuenta decide probar suerte en el llamado a aspirantes de uno de esos equipos, los gordos,  los que no son gordos pero son igualmente impresentables y los alcahuetes de turno ponen el grito en el cielo y dicen “así es imposible trabajar en formativas” o la otra “nosotros incorporamos a este jugador a la disciplina” y alguna otra yerba.
Jaja, que papa.
Este mismo año, dos jugadores formados en Peñarol  y con 8 años jugados en el Club regresaron al país y tomaron la opción de jugar en otro Club.
¿Deberíamos sentirnos ofendidos? Claro que no.
Obvio que nos hubiera gustado que regresaran al club, pero entendimos su posición y la respetamos.
Nosotros tenemos la obligación de mirar por los 40 chicos de formativas, por todos, porque 6 o 7 de esos son los que llegarán a primera y permitirán que la máquina siga funcionando.
Capaz que era más fácil recortar 4 horas semanales  de gimnasio en juveniles y usar ese dinero para solventar un jugador, pero hoy esa no es nuestra idea.
Creo que queda claro que Catardo fue y es por escándalo el mejor jugador surgido desde las bases en los últimos años, y Peñarol no se siente ni robado por ningún club ni traicionado por el jugador.
Algo similar pasó con Matías que regresó a Nacional, y tampoco hubo enojo.
Hace 4 años llegaron 3 jugadores juveniles de Malvín a Peñarol. Ninguno de gran relieve en ese momento, pero al mismo tiempo Jachoian y Santana pasaban de Peñarol a Malvín. Fefo era en ese momento  sub 20  pero  jugaba de arquero titular en la selección mayor. Había participado de la gira europea y de dos  Grand Prix. ¿Cuál fue el club que apostó?
Volviendo a la situación actual, así las cosas, difícil que esto cambie.
La AUF pone mucho dinero en esta actividad (dinero de todos los clubes afiliados al fútbol 11 y no sólo de los que participan en futsal) y evidentemente las exigencias para ser parte de los que reciben los beneficios son bien pocas.
Entonces, grupos de amigos que deberían juntarse a jugar al fútbol 5, comer asados los viernes y tomar alguna cerveza de más, son parte del Torneo oficial y como si fuera poco quieren imponer sus pareceres.
En un lugar serio eso no pasaría, sólo a modo de ejemplo, algún equipo de los que dice tener dificultades económicas juega a la vez 3 campeonatos de distinta naturaleza en los que paga por participar (liga universitaria, federación de fut de salón, etc)
Estos personajes que llevan adelante los emprendimientos van adquiriendo responsabilidades laborales o familiares se borran y esos clubes desaparecen sin dejar nada.
La resaca va migrando hacia un “nuevo club” o “nuevo huésped” y lo parasita hasta sacarle el máximo posible.
El camino del desarrollo es fomentar el trabajo en formativas. Poner gente capaz al frente de esos proyectos y volcar el apoyo económico de la AUF en esa área.
 Y si los gordos quieren competir… ya sabemos que la misma gente que anda en la vuelta puede organizar por un lado y dar difusión por otro a Torneos de fútbol 5  para ellos y de paso llevarse la moneda.

Aníbal Roba       Montevideo Mayo de 2013