FINAL SUB 20
25/7/2021
Somos campeones otra vez.
En el dilema que se plantea siempre sobre cuales son los objetivos de las divisiones juveniles, si generar un jugador integral o ganar títulos, en un equipo grande la respuesta es fácil: Hay que aprender y formar ganando.
Me podrán argumentar cien cosas en contra y siempre voy a pensar lo mismo, claro que hay que formar. Claro que hay que trabajar los fundamentos técnicos, tácticos y físicos de la disciplina, pero a la par de todo eso hay que formar en la mística del equipo en el que se juega.
En igualdad de condiciones el jugador de equipo grande tiene un compromiso con el que se levanta cada sábado. Hoy hay que ganar. Cuando sale de su casa queda en ella lo que ha ganado antes, ya no cuenta. Hay un nuevo examen y sólo en un equipo grande la prueba se renueva cada semana. Hay muchos lugares para jugar sin estres, donde a la larga ser competitivo es suficiente.
El jugador de equipo grande no sabe que es eso. Cuando sale rumbo a una final todo tiembla, todo se juega antes y recién cuando la pelota rueda vuelve a los cuerpos algo de normalidad.
La manera de la que se maneja esa presión muchas veces hace la diferencia.
El ser capaz de aprovechar los momentos favorables que se dan durante un partido, o de resistir los lapsos adversos muchas veces es determinante en el desenlace.
En esta categoría se nos había hecho esquivo el título en los últimos años, y eso era una frustración grande.
Este campeonato de más de un año y para nosotros de apenas 9 partidos le permitió a Nacional sumar su título 10 en la divisional.
Tuvimos pasajes de muy buen juego. Logramos consolidar jugadores que se integrarán inmediatamente al plantel principal, algunos de ellos surgidos en la escuelita del club desde niños.
Y llegamos a un partido sin revancha.
Eramos favoritos, cometimos varios errores y pusimos en riesgo nuestra ventaja.
El partido tuvo lapsos muy adversos y logramos superarlos, y cuando un error pudo dejarnos sin nada tuvimos la cuota de fortuna que se necesita para llegar a logros importantes.
El partido comenzó con un dominio claro de Nacional, pero no fue hasta los cinco minutos que llegaron las emociones.
Y vinieron por partida doble.
La apertura de Vicente Romero que tomó de volea y de zurda el rebote de un tiro de Pollero. La pelota se metió en el primer palo del arquero de Peñarol.
Era justo con el asedio permanente que estábamos generando.
Y en la reposición mismo del medio campo recuperamos la pelota se da una buena transición entre Vicente y Juanma Castro, el arquero rechaza y es Lucas Pollero quién remata también de zurda, mordido, para estirar ventajas.
Con la segunda unidad casi completa en cancha recibimos el descuento, dos ajustes buenos en intensidad pero malos tácticamente nos desarticulan por completo y quedamos los cuatro jugadores en situación defensiva en nuestra área sin marca asignada. INCREIBLE. El movimiento del rival que asiste es muy bueno, hay que decirlo.
Recompusimos en algo nuestro juego y Benjamín Santana primero y Castro luego tuvieron dos situaciones claras. Empezó a tomar protagonismo Facundo Pérez anticipando mucho y siendo el primer pase de nuestras ofensivas.
Peñarol insistía con la salida de dos para la caída del tercer hombre por el corredor central y posterior centro al espacio por el lado débil. Eso lo ajustamos bien rápidamente y los robos aumentaron en segunda línea.
Antes del final del período nos empatan. Uno de los pocos errores de Silvotti en el año sale a restar alocadamente con la pierna equivocada el balón sigue su curso y fusilan a Elias. Vicente había perdido por adentro tras una pared por no mantener la distancia de seguridad y no mover adecuadamente los brazos. Juan Martín también se durmió en la pared previa.
Para todas las llegadas que habíamos tenido irnos al descanso con ese agrio empate era un castigo exagerado.
Hubo dos situaciones más muy favorables, una de Juanma que remato muy al medio ante la salida del arquero y otra de Vicente por derecha que se fue ancha.
Peñarol exigió con tiros exteriores que Elias Damonte resolvió bien.
Lo que nos pasó a los veinte segundos de la segunda parte es increíble que no nos haya costado el año.
Elias realiza un saque de meta sin ver la posición del rival que estaba un paso detrás de él, cuando la suelta Castro no reacciona la remata mecánicamente sin buscar lo adecuado para resolver semejante compromiso y su despeje no recorre más de veinte centímetros para rebotar el pivot de Peñarol y entrar en nuestro arco vacío.
Una cachetada terrible. Un mazazo. Aunque estuviera todo el segundo tiempo por jugarse. Un error de esos que marcan y pesan en las espaldas. Y nos costó reponernos. Nos desenfocó, casi nos vamos de juego, fue un momento muy duro.
En nuestro peor momento nos comemos un gol de puño en el lateral. Saque apoyo en pivot y tiro. Silvotti aguantó el giro pero Gerónimo estaba en Narnia. Recibir un gol en situaciones previstas con marcas asignadas es imperdonable.
Al error tremendo del inicio del complemento le sumábamos esta frutilla. Peor era difícil.
Era un momento terrible en el juego y Juanma Castro recupera un balón en un tranque, lo adelanta un poco y saca un remate fuerte al medio que toma al golero saliendo y se mete en el arco.
Estábamos otra vez a un gol y para lo anímico sería clave.
Y un minuto después otra vez Juan Martín Castro roba en primera línea, avanza y remata de zurda ante una salida similar del arquero.
Así como en el primer tiempo generamos y no concretamos, en ese lapso del segundo período eramos dominados y en dos robos tremendos empatamos el juego.
Volver a empezar.
Habíamos perdido muchas pelotas jugando en largo producto del nerviosismo que genera una final, y ni te digo una final clásica.
El tramo final del tiempo reglamentario fue mucho músculo y poco cerebro.
Pongo y pongo, Pollero tuvo tres, Facu Perez y Romero una. Ellos tuvieron dos de pelota quieta y la más clara de todas una sexta a falta a 40 segundos del final.
La patearon afuera. Puede la suerte jugar también su papel.
Nos fuimos al alargue dónde recuperaríamos el dominio del juego. Ya sin Juan Martín Castro que había salido lesionado.
Facu Perez y Vicente Romero crecieron otra vez en el cierre, nosotros mantuvimos un planteo arriesgado. Con límite de faltas mantuvimos la presión muy alta los 50 minutos que duró el juego.
Una tapada tremenda de Elias mantuvo el empate y por fin llegaría NUESTRO MOMENTO..
Ya en el segundo tiempo suplementario Lucas se iba en transición, lo cortan, el rival ve la segunda amarilla y quedamos en superioridad.
Tomamos una decisión arriesgada pero que salió bien.
Joaquín Fernández por su gran manejo ingresó a conducir la superioridad.
La primera la remató al arco y encontró al arquero. En la segunda dejó sólo a Pollero que remato de zurda afuera. y en la tercera hizo un corte central y definió en dos tiempos como con desgano para ponernos otra vez arriba. Cincuenta y cinco segundos en cancha y todo bien. Y no solo eso, sino lo importante del tanto conseguido.
Peñarol sacó el arquero volante y nos simplificó la tarea. ya no tendríamos que preocuparnos por el 1 vs 1 y las faltas porque iniciarían un juego de pases que defenderíamos en zona. Estábamos a tres minutos y medio del cierre del juego.
Es Lucas Pollero quién roba y de cancha a cancha marca un nuevo tanto. La balanza se inclinaba a nuestro favor, era mantener la calma y asegurar la diferencia.
Vicente roba otra vez cuando salimos a presionar antes del cambio de arquero define nuevamente ante el arco vacío. El partido se ponía 7 a 4 y sellaba un parcial desde los 10 minutos del segundo tiempo hasta ese momento de 5 a 0.
Cerraba así Vicente una actuación notable.
El último minuto y medio lo cerramos con Kirchnitz y Pollero en primera línea. hubo un desajuste de Lucas, absurdo porque le estábamos diciendo lo que debía marcar e hizo lo opuesto.
A falta de un segundo y con el equipo festejando antes nos anotaron otra vez.
Uno se molesta por esos errores, pero el resultado estaba puesto.
Fue seguramente el partido en el año que jugamos peor, pero siempre tuvimos resto, fibra y clase.
Las finales son distintas y los clásicos son distintos, era algo que podía suceder.
Pasamos nuestro mal momento en el partido y no pagamos el precio por nuestros errores.
Con lo hecho en el año y medio que duró el Torneo es justo.
Ayer hubo varios valores a destacar, obvio que considerando las valencias que fueron importantes para el desenlace . No hubo gran futsal.
Juan Silvotti, 50 minutos, ni una pausa. debió marcar a tres pivots distintos. Aprobó con nota. Su sexto título de siete diputados en juveniles. Nada mal. Clave en el año. Salud capitán!
Elias Damonte, nuevo en el deporte. Muy buen año, ayer un error tremendo que pudo ser lapidario. El equipo lo sacó adelante y en el momento crítico tuvo tapadas fundamentales para mantenernos con vida.
Lucas Pollero muchas cosas buenas y algunas de las otras. Gran dinámica, velocidad e intensidad en primera línea. Dos goles muy importantes y generador de la expulsión que inclinó definitivamente el juego. Dos goles en la final y un gran año.
Vicente Romero, muy buen partido. Fue fuente de descarga constante y en lo táctico ha progresado mucho. Sigue fallando en el cierre de las jugadas a balón parado, pero ayer fue determinante. Abrió y cerró el camino del triunfo.
Benjamín Santana tuvo minutos en la parte inicial. Giró bien un par de veces, remató también bien, en defensa se posiciona correctamente pero le cuesta atacar al rival con balón.
Gero Pérez no estuvo en su día pero dejó todo como siempre. Generó la falta que le costó la primera amarilla al expulsado.
Facundo Pérez, otro león. El partido se volvió guerra y estaba en su habitat. A diferencia de todos los demás de ambos equipos que estábamos ahí, el la pasó bárbaro. Fue fundamental para mantener la intensidad alta los cincuenta minutos.
Juan Martín Castro, otro campeón 6 de 7 en formativas. Hizo su carrera en paralelo con Silvotti.
Ayer empezó entreverado, perdió pases, perdió marcas, pero tiene eso, en el peor momento del equipo en el año se puso el cuadro al hombro. Dos goles en dos minutos. De guapo, marcando y definiendo rápido.
Salió totalmente contracturado, el desgaste emocional en estos juegos supera al físico. A algunos les pesa al otro día, hay otros que no llegan a terminar los juegos. Y más en este caso que hasta alargue tuvimos. Determinante en la victoria de ayer. Luego de eso y hasta salir estuvo picante y recargado. Casi convierte un tercero.
Bryan Kirchnitz ingreso en el cierre a defender el arquero jugador. No tuvo responsabilidad en el gol que es 90 % de Lucas.
Para el final el minuto de fama. Entró a cumplir su rol ese día. Lo que le tocaba hacer y lo que el equipo necesitaba de él. Y estuvo a la altura. Todas buenas decisiones hasta que anotó el gol. Kikin Fernández la llave de la victoria clásica.
Terminó el clásico, lo ganamos, obtuvimos el campeonato y estuvimos a la altura por lo que dejamos, pero tácticamente y a nivel toma de decisiones estuvimos muy por debajo de lo que da este equipo. En la medida que vayan madurando y viviendo más situaciones de estas aprenderán a manejarlas mejor.
Un gran grupo humano, un muy buen equipo y con eso que hay que tener para sacar adelante situaciones complicadas.
Los 2000 dejan la categoría y sera el tiempo de la generación 01 que está esperando para tomar el guante y seguir por el camino trazado.
Fuimos el equipo más goleador del torneo, el menos goleado y el único invicto de la categoría.
Goles:
Vicente Romero 2
Juan Martín Castro 2
Lucas Pollero 2
Kikin Fernández, EL GOL
Los campeones: Elias Damonte, Felipe Bonilla, Juan P Rodriguez, Juan Silvotti, Facu Perez, Agustín Cravino, Facu Díaz, Santi Chappuis, Nahuel Quintana, Facu Debenedetti, Adhemar Suarez, Diego Ibañez, Benjamín Santana, Gerónimo Pérez, Bryan Kirchnitz, Juan Martín Castro, Joaquín Fernández, Vicente Romero, Francisco Carbajal, Lucas Pollero, Mateo Guillen, Tuki,